LA SUERTE DE SETE

Con lo gafe que suele ser Sete Gibernau, es una suerte para él que haya dejado la competición hace unos meses y no participe en el Lisboa-Dakar 2007.

Si hubiera participado en el rallye, resulta hasta difícil imaginarse lo que le hubiera pasado en las inmensidades del desierto (y ya que hablo de gafes, habrá que ver las - ¿malas? - sorpresas que los dioses de la mecánica le reservan a Carlos Sainz en la próxima quincena ... ¿romperá el piloto su vehículo en la última etapa? ¿conseguirá que llueva a cántaros en el desierto? tampoco estaría mal, la madre Tierra se lo agradecería ... de todas formas, resulta complicado rivalizar en mala suerte con el fundador del evento, Thierry Sabine, que murió en 1986 junto con el cantante francés Daniel Balavoine y otras personas al estrellarse su helicóptero contre una duna del Sahara).

Es casi imposible plasmar verdades en el subjunctivo pasado y "predecir a posteriori" que lo hubiera pasado a Gibernau en el caso de que fuera uno de los tantos competidores del Lisboa Dakar pero no es del todo descabellado pensar que ni siquiera hubiera conseguido cruzar a salvo el puente 25 de abril ya que nada más emprender la travesía del emblemático puente lisboeta, habría sucumbido a las llamadas de una sirena interior - ¿Esther Cañadas? - que le murmuraba debajo del casco :

" Sete, Sete, ¡al tajo!".

Ay, pobre Sete, no se había dado cuenta de que el tajo no llevaba mayúscula ...